¿Quieres empezar a producir tu propia música? ¿Te gustaría poder arrancar en el mundillo del sonido en estudio? Para eso, vas a tener que comenzar haciendo tus primeras producciones para ti o para otros artistas en tu home studio. Pero claro, ¿por dónde empezar? Pues para dar respuesta a esa pregunta está este artículo, ¡vamos allá!
Antes de nada…
El mundo de los estudios es inmenso. Hay estudios especializados en mil cosas: grabación, mastering, mezcla, bandas sonoras, doblaje… y no terminaría de enumerar. Por eso, voy a enfocar este post desde la perspectiva de alguien que quiere empezar a crear música desde cero y tiene que realizar todos los procesos de la producción por su cuenta. Si tu perfil encaja con este, aquí van cinco factores que debes tener en cuenta para arrancar tu home studio.
1. Fuente de sonido
Aún con la aclaración de antes, el mundo de la grabación musical sigue siendo igualmente inmenso. No tiene las mismas necesidades un estudio de grabación especializado en géneros urbanos que un estudio con un carácter más polivalente. En ese aspecto, la primera pregunta que te debes hacer es “¿qué voy a grabar en mi estudio?”.
Una vez tengas claro qué es lo que vas a grabar, viene la hora de valorar el espacio que tienes y los recursos con los que cuentas, tanto económicos como materiales. ¿Por qué digo esto? Porque, lo más probable, es que vayas a necesitar realizar ciertas reformas en tu espacio para poder acondicionar acústicamente tu estudio. Este acondicionamiento va a influir directamente en la captación del primer elemento de la cadena de audio: la fuente sonora.
Por ello, si tienes a tu disposición un único espacio para montar tu home studio, te recomendaría que realizases algún tipo de acondicionamiento neutro. Es decir, intentaría que la acústica de la sala fuese bastante seca y que, por consiguiente, no interfiriese ni en la grabación ni en la reproducción de audio. Aquí ya, dependiendo de tu presupuesto, podrás realizar una serie de acciones más concretas o no.
Si cuentas con un buen presupuesto, puedes probar a contratar un equipo de profesionales que diseñen la acústica de tu espacio a medida. Si, por el contrario, tu presupuesto es más limitado, puedes jugar tanto con la colocación del mobiliario como con algunos materiales absorbentes más económicos. Esto puede ser útil si lo único que vas a grabar con un micrófono va a ser, por ejemplo, voz. Tienes a tu disposición pantallas acústicas, como la que aparece en la siguiente imagen, que te ayudarán a obtener esa toma limpia de su entorno sin tener que reformar toda la habitación.

Ahora, si cuentas con diversos espacios con los que puedes jugar para montar el estudio, la recomendación es clara: acondiciona uno de ellos para grabar (sala de grabación) y otro para realizar el procesamiento técnico (sala de control). Esto va a suponer un mayor desembolso económico, por supuesto, pero va a abrir un abanico de posibilidades a la hora de manipular la acústica en beneficio de la labor que vas a desempeñar.
2. Captación de audio
De nuevo, para saber qué herramientas necesitas para registrar tu audio, vas a tener que hacerte la misma pregunta que en el anterior apartado: “¿qué voy a grabar en mi estudio?”
Probablemente, lo primero que te venga a la cabeza cuando piensas en la captación de audio sea la imagen de un micrófono. ¿Necesitas esta herramienta? Si vas a grabar voces e instrumentos que emiten su sonido fuera del entorno digital, sí, vas a necesitar microfonía. Pero, ¿y si te dedicas a hacer música instrumental con módulos de sonido digitales? ¿O si te dedicas a realizar bandas sonoras con instrumentos virtuales? No tienes por qué necesitar ningún micrófono. Así que, de nuevo, piensa en tus necesidades.
Bien, si para producir tu música vas a usar microfonía, necesitas saber un concepto clave para comprender la cadena de audio. El micrófono capta una señal de audio muy baja de volumen, siempre va a necesitar una amplificación de señal antes de pasar a nuestro siguiente nivel en la cadena. Esto quiere decir que, para grabar fuentes sonoras con un micrófono, necesitas dos elementos: el micrófono en sí y un preamplificador. Pero, calma, no tienes por qué comprar un preamplificador a parte en todos los casos. Este elemento te lo puedes encontrar en las siguientes formas:
- En la interfaz de audio: Tal y como os voy a contar en el siguiente apartado, vas a necesitar sí o sí una tarjeta de audio en tu estudio. Si esta tiene una entrada de micrófono y un potenciómetro de ganancia, significa que tiene un preamplificador incorporado. Con conectar tu micro a la interfaz y aplicarle ganancia desde ahí, tu señal se amplificará y estará lista para ser grabada.
- En una mesa de mezclas: Por lo general, casi todas las mesas de mezclas incorporan entradas de micrófono en parte de sus canales. Si tu estudio cuenta con un mezclador de estas características en la cadena de audio, podrás aplicar ganancia a la señal antes de enviarla al conversor.
- En una unidad independiente: Siempre puedes aplicar la ganancia a la señal de micro desde una unidad diseñada para ese proceso. Generalmente, este tipo de unidades se utilizan cuando buscas aplicar cierto carácter al sonido, o cuando buscas una amplificación profesional aplicada por aparatos de alta gama, ya que estos equipos tienden a ser bastante costosos.
Finalmente, respecto al número y tipología de micrófonos, va a depender de nuevo de lo que realices en tu estudio. Si vas a grabar únicamente voces y tu presupuesto es ajustado, recomendaría invertir en un micrófono de condensador de gran diafragma polivalente, que te valga para todo tipo de voces. Si tienes más presupuesto, puedes jugar con tener varios modelos de diferentes tipos, puedes contar con el sonido dulce de las válvulas dentro de tu paleta de micros, o con la rudeza que te pueda aportar un dinámico… el límite lo pone tus necesidades.
Si en tu estudio vas a grabar diferentes fuentes sonoras, te recomendaría apostar más por la diversidad de micrófonos y su polivalencia que por modelos costosos. Tener un condensador de gran diafragma para las voces siempre está bien, pero un SM58 nunca te va a fallar, y es un modelo muy económico que vas a poder complementar con otros micrófonos. Si cuentas con algo de presupuesto, adelante, apuesta por tener variedad de tipos. Un par estéreo de condensadores de pequeño diafragma siempre viene bien para grabaciones estereofónicas, o el de gran diafragma ya mencionado para voces, o un juego de dinámicos para grabación de baterías…
Si tengo que recomendar un micrófono polivalente que puedes emplear en casi todas las situaciones y que es también súper económico, es el Shure SM57. Si vas a grabar algo más que voces, seguro que te viene bien tener este modelo en tu set de micros.
3. Conversión AD/DA
Tal y como explico en el artículo Mesas de mezclas: ¿Analógicas o digitales?, para poder procesar el audio en un entorno digital y poder escucharlo a través de tu auriculares o monitores, necesitas un conversor en tu ordenador que transforme tu señal de digital a analógica. Es decir, que realice una conversión DA.
Si, además, vas a procesar audio que proviene del ámbito analógico; como es la señal de micrófono, la señal de línea de un teclado o la salida de una mesa de mezclas; vas a necesitar transformar esa señal analógica en digital a través de un conversor AD.
¿Qué te permite realizar este tipo de conversiones? Una interfaz de audio. Las hay que realizan sólo un tipo de conversión o ambas. ¿Y qué tipo de interfaz de audio necesitas para tu estudio? Volvemos al planteamiento constante de este artículo, depende de lo que vayas a hacer en él. Supongamos que necesitas realizar ambas conversiones, que vas a grabar fuentes de audio externas a tu ordenador. Aquí, a la hora de elegir, me fijaría en dos elementos principalmente:
- Número de canales: Dependiendo de tus necesidades, puede ser determinante para la elección de tu tarjeta. Si lo único que vas a grabar son voces, con tener un único canal valdría, aunque siempre puedes contar con una interfaz que tenga dos canales que te permitan realizar grabaciones en estéreo. Si, por el contrario, vas a grabar diversos elementos simultáneamente, como una batería o un cuarteto de cuerda, vas a tener que contar con suficientes canales de entrada para todas aquellas señales que quieras convertir al mismo tiempo.
- Calidad de los conversores: Esto va a depender, nuevamente, del presupuesto que vas a tener. Las interfaces de audio más económicas van a ofrecer unos conversores de menor calidad, mientras que las más costosas incluirán conversores de alta gama. ¿En qué repercute? En la calidad de audio desde una perspectiva técnica que, a lo largo de los procesos de la producción musical, terminará siendo más o menos audible. También en las prestaciones que ofrecen unos y otros, como las frecuencias de muestreo de conversión, conectividades, calentamiento de sus componentes…
4. Tratamiento de audio
A día de hoy, a no ser que seas un fan de lo analógico y vayas a procesar absolutamente todo tu audio en mesas analógicas y cintas, vas a contar con un ordenador a la hora de procesar tu audio (para ello realizamos la conversión AD-DA). ¿Y, dentro de tu ordenador, qué necesitas para poder mezclar tu audio?
Un software de postproducción de audio, es decir, un DAW (Digital Audio Workstation). Hay un montón de softwares y, sinceramente, ninguno es mejor que otro. Cada uno ofrece una serie de características propias que están pensadas para un tipo de trabajos u otros. Aunque, con el paso del tiempo, casi todos los fabricantes se han puesto las pilas en hacer que sus softwares sirvan para todo.
Si no tienes mucho presupuesto, existen DAW gratuitos con los que puedes ir empezando a trabajar, como Reaper o según qué versiones limitadas de otros programas. Si tienes presupuesto para poder invertir, hay varios software que puedes contemplar.
- Si buscas un programa completo que te valga, en general para todo tipo de labores musicales, tienes Cubase o Studio One, que son bastante intuitivos y, a la par, bastante técnicos si les sacas todo su partido investigando en profundidad. Por otro lado, si eres usuario de Mac, tienes Logic Pro, igualmente completo en prácticamente todas sus facetas y especialmente recomendado si eres creador musical.
- Por el contrario, si buscas un software para un ámbito en concreto, te recomiendo que te informes en diferentes espacios de este. Allí seguro que encuentras ejemplos de DAW que sean adecuados para lo que haces. Por ejemplo, si te dedicas a la producción de géneros urbanos, FL Studio es un DAW popular en ese estilo, o Ableton para las sesiones en directo de grabación y reproducción multipista. El abanico es inmenso.
Finalmente, no puedo omitir el programa más popular para el tratamiento de audio a nivel de profesional: Pro Tools. Es el estándar en prácticamente todos los estudios de sonido, y si bien es quizás el programa más completo, técnico y profesional, recomiendo que tengas una base técnica en sonido para sacarle todo el partido, además de echar horas en formación específica para este software.
5. Escuchas
El último aspecto clave que debes tener en consideración para tu home studio son las escuchas de audio. Vamos a tener dos tipos de escuchas:
- Auriculares: Pueden ser de diferentes tipos, dependiendo del aislamiento que tienen respecto a quien no los está utilizando. Los abiertos no tienen aislamiento y se suelen emplear en situaciones de mezcla debido a su respuesta en frecuencia generalmente plana (es decir, una respuesta en frecuencia que tiene el menor número de alteraciones posible). En cambio, los cerrados son auriculares que aíslan completamente el sonido, lo que los hace idóneos para situaciones de grabación. Como contra, no suelen tener una respuesta plana de escucha, por lo que no es muy recomendable utilizarlos en procesos de mezcla.
- Monitores: Dependiendo de su colocación, vamos a diferenciar dos tipos de monitores. Los de campo cercano son aquellos que están colocados en una distancia próxima al oyente, mientras que los de campo lejano no. Dependiendo del uso que se le vaya a dar a cada uno, interesará un tipo de respuesta u otra, siendo algo común que los monitores de campo cercano se utilicen como monitor de referencia habitual y, por consiguiente, sean de frecuencia plana.
¿Qué tipo de escucha debes utilizar? Aquí depende completamente de las características de tu estudio. Si cuentas con una única habitación que apenas está tratada acústicamente, lo más recomendable es que inviertas en unos auriculares de respuesta plana, puesto que si colocas monitores obtendrás una escucha emborronada por la acústica de la propia habitación. Si cuentas con una única habitación tratada acústicamente, me adentraría en el mundo de los monitores, tanto por la calidad de escucha como por su comodidad a la hora de trabajar. Ahora, si realizas también grabaciones a artistas, cuenta con tantos auriculares como personas vayan a estar grabando simultáneamente en tu estudio (más los tuyos, claro).
Esto me lleva a hablar del usuario de la escucha. El tipo de auriculares o monitores que vayas a utilizar va a depender directamente de quien va a realizar la escucha. Para ti mismo, te interesa tener una escucha lo más plana posible. En cambio, si quien va a realizar la escucha va a ser alguien que esté grabando contigo, te interesa que esté lo más cómodo posible para, así, obtener la mejor toma de su interpretación musical, por lo que unos auriculares musicales con realces agradables en su respuesta en frecuencia pueden ser una buena opción.
Finalmente, si cuentas con varias salas o tienes una habitación amplia y tratada, y tienes presupuesto, puedes optar con tener en tu control diversos tipos de escucha a través de monitores. Unos monitores planos de campo cercano para una escucha crítica y unos monitores de campo lejano para escuchas musicales pueden ser una buena opción tanto para tener una referencia que pueda aportarte otro punto de vista como para enseñar tu trabajo a tus clientes desde una perspectiva más cómoda. Y, por supuesto, recomiendo tener un altavoz mediocre o de baja calidad para realizar escuchas en la peor situación de escucha posible, ya que puede ayudarte a realizar ajustes como, por ejemplo, de planos sonoros.
Conclusión
Como conclusión, vuelvo a incidir en la idea planteada a lo largo del artículo. Antes de empezar a comprar nada para el montaje de tu home studio, debes plantearte cuáles son tus necesidades y qué trabajos vas a desempeñar en tu día a día, así como realizar el diseño óptimo de tu estudio respecto a tus posibilidades tanto de espacio como de presupuesto. Termino este artículo, pero no sin antes recordarte que puedes ver lo que hacemos desde El Kappa Producciones tanto en YouTube como en Spotify. ¡Hasta el siguiente post!