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Las historias que cuentan las franquicias cinematográficas deben concluir y tener sus finales. Sin una conclusión, no hay resolución, no se derrota al malo y no tenemos la catarsis del “vivieron felices y comieron perdices”. En mi opinión, ese es el problema al que se enfrentan las franquicias actualmente: no saben terminar.

La franquicia de Indiana Jones.

Voy a poner de ejemplo la franquicia Indiana Jones, ya que es la referencia más reciente de esta corriente en Hollywood, pero podría mencionar igualmente otras franquicias como Piratas del Caribe o Predator. Con la saga de nuestro querido Indy tenemos dos ejemplos de este problema: la cuarta y quinta entrega.

Se intenta insuflar vida a la saga metiendo nuevos personajes… pero manteniendo las pautas tradicionales de estas historias. La estructura de las películas no cambia, lo que sí cambia es la época en la que se estrenan. La trilogía original se estrenó en la década de los ochenta y las dos últimas fueron en 2008 y 2023 respectivamente.

A mi parecer, el mayor cambio que han sufrido estas franquicias son los espectadores. El mayor problema de estas continuaciones es que el público ha madurado en muchos aspectos de su vida, mientras que estas películas no. Lo que entraña el problema, les ofrecen lo mismo a unos espectadores que pueden buscar algo diferente.

El efecto de la nostalgia

Es cierto que puedes usar la nostalgia para atraer a ese público. Pero la nostalgia no deja de ser un arma de doble filo, ya que te sirve para atraer a gente con la promesa de revivir las sensaciones que tuvieron al ver por primera vez esas películas. Pero al preocuparte por meter personajes, frases o temas que les acerquen a esas aventuras, pierdes la facultad de construir algo nuevo y excitante en lo que ellos se puedan sumergir.

Es decir, creas algo vacío que sirve para rememorar una aventura pasada que ya existe, transformando la actual en algo caduco y, en consecuencia, manchando la reputación de una saga querida para, en definitiva, poder sacar rentabilidad económica de la marca de la franquicia.

A la larga, el mejor curso de acción siempre es acabar. Lo mejor que se puede hacer para una obra es terminarla, darle un final y permitir que perdure en la memoria colectiva. Por ello, termino este artículo, pero no sin antes recordaros que podéis ver todo lo que hacemos en nuestra web y en nuestras listas de YouTube y Spotify. ¡Hasta la próxima!