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Hoy vengo a hablaros sobre varios mitos que suelen oírse en el mundo de la mezcla de audio y de la producción musical. Pero no quiero sentenciar sobre si una práctica está bien o está mal. No, para nada. Los cinco mitos que os voy a enumerar no son prohibiciones en este campo. Son cosas que, en según qué momentos, pueden estar bien hacerlas; pero que, si las conviertes en una norma a seguir, limitas otras opciones y empeoras tu metodología de trabajo. ¡Vamos allá!

Gain Staging.

La primera de frente. Aquí hay un debate abierto desde hace tiempo. Antes de seguir explicando, voy a resumir lo que es la estructura de ganancia: es asegurar que todo el rato tenemos un nivel correcto de señal, sin distorsionar, sin que se solape con el ruido de fondo de cualquier aparato y teniendo el suficiente margen de nivel como para poder trabajar la señal correctamente.

Dicho esto, ¿cuál es el debate? Por un lado, tenemos a quienes defienden que es imprescindible tener en nuestra DAW absolutamente todas nuestras señales en torno a -18dBFS, ya que así estaremos en el sweet spot que hará que nuestros plugins saquen un mejor sonido a nuestras pistas de audio. ¿De dónde sale esta teoría?

Hay fabricantes de plugins que indican en los manuales de algunos de sus productos que, para que trabajen correctamente, es recomendable tener un nivel de entrada en torno a esas cifras. Pero suelen indicarlo en plugins específicos de emulaciones de modelos concretos de equipo analógico. Se ha demostrado que la mayoría de plugins no provocan ninguna variación al sonido únicamente por el nivel que tienen. Es decir, se ha creado cierto mito en torno a esto por convertir en norma un hábito para situaciones concretas.

Por otro lado, tenemos la postura contraria, en la que se defiende que no hace falta regular absolutamente ningún nivel. Seguir esta recomendación, a mi parecer, también es un error. Tener una buena estructura de ganancia ayuda a que tengas un mayor margen de mezcla en tus buses y, en resumen, beneficia tu flujo de trabajo. Es súper incómodo tener que estar mezclando con todos los faders casi al mínimo porque, simplemente, estás entrando a un nivel súper alto a tu pista.

¿Cuál es el resumen de esto? Ni tanto ni tan poco. Controla bien el nivel que tengas, no satures constantemente y controla cómo sales de cada plugin (sobre todo en compresores, es súper habitual dejar las cosas altas porque nos parece que suena mejor). Pero tampoco inviertas una cantidad de tiempo y recursos en dejar todos los niveles a una cifra concreta, ya que, por lo general, no va a provocar ninguna diferencia.

Comprime pocos dB.

Esto lo he escuchado también, y la verdad es que hay menos debate en esta chorrada. Hay quien dice que comprimir más de 3dB es sobrecomprimir una pista. Otro mito más. ¿De dónde sale esta teoría? Nuevamente, de un hábito que no tiene por qué estar mal, pero que convertirlo en norma limita las posibilidades que te da un compresor.

Yo muchas veces tiendo a ser sutil comprimiendo. El ejemplo más claro que me viene a la cabeza es cuando pongo el Bus Compressor de SSL en el master. De forma natural tiendo a comprimir en torno a esas cifras, 3 o 4dB. Ahora, si estoy comprimiendo cualquier bombo, caja o voz con un 1176, rara es la vez que no llego a 9-12dB como mínimo. Cada compresor actúa de una forma distinta, y cada uso necesitará de unas configuraciones u otras.

EQ sustractiva y barridos para todo.

Otro gran mito, ya casi desmentido a día de hoy. Hace unos años, se puso de moda ecualizar así, restando frecuencias. De esta forma, no incrementabas el volumen de ningún rango frecuencial en concreto, pero sí que lo destacabas al tener ausencias frecuenciales alrededor. De nuevo, una técnica que no es mala de por sí acaba limitando otras que también está bien utilizar.

La ecualización sustractiva viene genial para limpiar aquellas frecuencias que nos molestan. Pero si quieres potenciar la pegada o el cuerpo de algo, acabas antes si coges las frecuencias que te interesan y las subes los dB que consideres en vez de quitando todo aquello que te molesta. Además, si te privas de la ecualización aditiva, renuncias a ecualizadores que, precisamente, la gracia que tienen es que no son tan exactos como los quirúrgicos y aportan armónicos extra que embellecen el sonido.

Basar todo el tratamiento frecuencial en la ecualización sustractiva conlleva también a que te obsesiones con limpiar en exceso una pista. Al final, terminas haciendo la técnica del barrido (incrementar una frecuencia concreta al máximo con una Q súper estrecha e ir recorriendo todo el espectro) buscando resonancias que, obviamente, vas a encontrar. Si subes 24 dB cualquier frecuencia, por supuesto que te va a parecer que es un armónico molesto. Si empiezas a quitar todas las frecuencias que te parecen que resuenan con esta técnica, acabas modificando tanto la pista que obtienes un peor resultado que lo que tenías inicialmente.

Ojo, está bien utilizar el barrido. Yo lo uso tanto para añadir como para quitar frecuencias y, además, con Q más anchas de lo que se suele hacer y sin subir tanto la ganancia. Hay que usar esta técnica lo justo y necesario, al igual que la ecualización sustractiva.

Matching de frecuencias.

Este lo he visto en canales de divulgación que defienden que tienes que seguir esta técnica si quieres mezclar bien. Consiste en abrir un analizador de espectro, ver cómo se comporta frecuencialmente una referencia que te guste y copiar esa respuesta en los elementos de tu mezcla. ¿Por qué hacer esto no lo considero recomendable?

Tener referencias a la hora de mezclar es imprescindible. Vienen bien para tener otras perspectivas fuera de la burbuja de tu mezcla. Pero hay que saber escucharlas para sacar la información correcta e interpretarla para tu mezcla en concreto. Cada canción es distinta, por lo que dar por sentado que lo que hace sonar bien tu referencia va a hacer sonar bien tu mezcla es un error enorme. La cantidad de cosas que hacen variar dos grabaciones de un mismo instrumento hace inviable sacar un patrón que te resuelva tu mezcla mágicamente. La ejecución, el micrófono, el lugar… es imposible que sean iguales teniendo dos canciones distintas grabadas por personas, equipos e instalaciones diferentes.

Si que puede haber algún elemento en común para un mismo instrumento. Por ejemplo, el cuerpo de una caja más o menos va a estar siempre en torno a los 200Hz. Pero eso no quiere decir que tengas que subir 6 dB en 200Hz la caja de tu tema porque el ingeniero de mezcla de tu referencia hizo lo mismo para la suya. Son distintos temas, grabaciones y mezclas. Analiza lo que hacen y aplícalo a tu trabajo de la forma correcta, en base a tus propias decisiones.

Seguir un patrón automáticamente.

Este no es un mito en sí, pero sirve un poco de conclusión a todo lo que he comentado arriba. Muchas veces hay quien dice que se debe seguir estrictamente su proceso en concreto para poder conseguir el mejor sonido posible. Si alguien te dice qué hacer en específico, te está mintiendo. Nunca se sabe qué es lo que hay que hacer en concreto en una mezcla.

Otra cosa es tener en mente un proceso general que te funciona como punto de partida para la mayoría de tus mezclas. Algo como lo que comenté en el artículo de recomendaciones para mezclar. Como decía ahí, intentar seguir un orden es algo personal y que es imposible seguir al pie de la letra. Cada mezcla es un mundo, y necesitará que hagas unas cosas antes o después. Releyendo el artículo, yo mismo he cambiado cosas en ese método de trabajo desde que lo escribí. Y las cambio constantemente conforme me voy enfrentando a nuevas situaciones en las que esa rutina no me es útil.

Intentar marcarte un camino que seguir en tu proceso de mezcla es bueno. Pero seguir exactamente lo que te dice alguien que sigas porque lo dice él y punto, sin pensar qué es lo que estás haciendo, es todo lo contrario a bueno.

Y hasta aquí mi artículo de este mes. Espero que os sirva para mejorar vuestros hábitos en la mezcla y para tener más puntos de vista sobre estos mitos que se dicen muchas veces pero que hay que saber hasta dónde deben llegar. Os dejo por aquí los enlaces a nuestro portfolio en la web y en nuestras playlists de YouTube y Spotify. ¡Hasta el siguiente post!