Hoy os quiero hablar de los pasos generales que sigo cuando mezclo cualquier pieza sonora. Son pasos que sigo de manera natural tanto en temas musicales como en el terreno del vídeo. Pero, antes de meternos de lleno en el asunto, quiero dejar claro que son procesos muy generales que, dependiendo del trabajo, conllevarán que haga unas acciones específicas u otras. Y tampoco son normas que estén escritas. Son procesos que yo considero esenciales para poder realizar la mezcla que nos corresponde de manera eficiente. ¡Vamos a ellos!
Edición.
Siempre que consumo contenido sobre consejos, guías y técnicas de mezcla, jamás veo este proceso que me parece imprescindible y que, si no está bien hecho, va a hacer que tu mezcla se encuentre con serios problemas muy notorios. Editar absolutamente todos los archivos de audio que vayas a utilizar en tu sesión es fundamental. ¿Es aburrido y tedioso? Por supuesto. Pero debe hacerse.
Si partes de una buena materia prima y los audios con los que vas a trabajar están bien grabados, este proceso te llevará poco tiempo y, de no hacerlo, llegará a notarse en el resultado final más que en el proceso de mezcla (por ejemplo, si te toca mezclar un tema musical que luego va a ser masterizado en otro estudio, es fundamental que no dejes ningún corte sin fundir). Ahora, como te encuentres con audios “de batalla” y te pongas a mezclar sin editar absolutamente nada, te vas a volver loco y vas a intentar solucionar problemas que crees que vienen de otro sitio con herramientas que no corresponden. Así que, lo primero de todo antes de mezclar, editad todo.
Sesión organizada. Uso de plantillas.
Tu sesión va a ser tu principal herramienta, tu camino a seguir y tu espacio de trabajo para poder llevar a cabo la mezcla. Por eso, tener la sesión bien organizada es fundamental. Para esto, una herramienta muy útil que tiene cualquier DAW profesional es la de crear tus propias plantillas (alguno incluso viene con sus propias plantillas de serie).
Yo tengo una plantilla de grabación predeterminada, otras dos de mezcla y una de mastering. En esas plantillas tengo todas las herramientas que puedo utilizar en cada proceso y todas las posibilidades de ruteo que puedo necesitar en cualquier trabajo. Yo os lo recomiendo. Ahorra un montón de trabajo y, más importante, de tiempo.
Ah, y utilizad colores en las pistas. Tener vuestro código de colores ayuda muchísimo a identificar rápidamente los elementos con los que contáis en vuestra sesión y os permite ser mucho más eficientes mezclando.
Intentar seguir un orden.
Este es el punto más personal de cada uno. Y el que es imposible seguir al 100% en tus mezclas. Cada trabajo es diferente, y requiere que hagas unas cosas antes o después. Pero sí que es buena idea marcarse algún tipo de camino básico que seguir para mezclar con perspectiva. Por ejemplo, cuando se trata de temas musicales, yo intento seguir el siguiente orden.
- Estructura de ganancia.
- Filtrado básico y puertas/expansores.
- Volúmenes y panorama.
- Compresión.
- Ecualización.
- Envíos a delays y reverbs.
- Automatizaciones.
- Procesamiento de master.
Como veis, son procesos muy genéricos. Hay procesos mucho más específicos en cada uno de los bloques que puedo hacer antes o después. Por poner uno de los mil ejemplos que se me ocurren: si hay un instrumento que tiene alguna frecuencia molesta, voy a tener que hacer uso de la ecualización sustractiva, y es probable que haga uso de ella antes del proceso de compresión. O, por ejemplo, los efectos de modulación podrán estar situados unas veces al inicio de la cadena de audio y otras veces al final. Depende mucho de cada sesión, de cada trabajo y de cada uno.
No soy quién para aconsejaros qué orden seguir porque, incluso para mí, es difícil seguir un orden estipulado. Si hay un elemento muy problemático en mi mezcla que debo solucionar para poder prestar la correcta atención a otros elementos, voy a realizar el tratamiento necesario para resolver todos los problemas que me esté causando. Más importante que el orden que sigáis es que tengáis intuición y capacidad de adaptación para cada mezcla en particular.
Usar referencias.
Este último consejo es el que más veces vais a escuchar en internet. Pero por algo es. Es esencial que mezcléis con referencias. Usadlas cuando y donde os parezca, pero hacedlo. Es más que probable que acabéis tan metidos en una mezcla que no sepáis si lo que estáis haciendo está bien o no. Y para eso, las referencias son baños de realidad que son muy necesarios tomarlos a tiempo.
Hay varios hábitos que van a ayudar a que este paso no sea tan decisivo a la hora de mezclar. El primero de ellos es escuchar con atención a cómo están mezcladas las cosas. Por ejemplo, mientras veis una película, prestad atención a qué planos sonoros están usando, dónde está y cómo focalizan la escucha del oyente, de qué manera construyen paisajes sonoros, cómo sitúan a los personajes en el espacio, etc.
Otro hábito más enfocado a la mezcla musical es el escuchar música en el equipo en el que vayas a mezclar. Hazte una playlist con referencias variadas (y, sobre todo, que te gusten y tengas muy oídas) y escúchala habitualmente en tu equipo de sonido que usas para mezclar. Así “memorizarás” el sonido de tus referencias en el cerebro y te acercarás más a los sonidos de esas mezclas de forma intuitiva.
Bueno, hasta aquí el artículo de hoy. Espero que os haya gustado y que os sirvan estas pequeñas recomendaciones que hago humildemente desde mi propia experiencia. No olvidéis pasaros por nuestras listas de reproducción de trabajos realizados tanto en Spotify como en YouTube. ¡Nos vemos en el siguiente post!