Hoy os vengo hablar de este micrófono, el Rode K2. Un micrófono a válvulas que no he visto en ningún estudio, y que no tiene mucho que envidiar a los estándares en microfonía de gama alta.
Lo primero de lo que se da cuenta uno es del peso del propio micrófono, bastante pesado. Es algo a tener bastante en cuenta a la hora de pensar en el soporte idóneo para su uso. Yo, usando un soporte medianamente robusto, he tenido que ingeniármelas para ponerlo en una posición lo suficientemente estable como para que no haya ningún susto. Parece que son chorradas, pero este tipo de cosas influyen bastante en el cuidado del material de estudio, algo que debemos tener en cuenta siempre. Por lo que, para este micrófono, recomiendo de entrada un soporte bien robusto y sin forzar la colocación de este.
También, nos damos cuenta de que la conexión que tiene no es la de un XLR normal de tres puntas, sino una de siete. Entonces, observamos la fuente de alimentación del set de este micrófono, y vemos que tiene una entrada y una salida. La salida sí que es XLR de 3 puntas. ¿Por qué? Estamos ante un micrófono a válvulas, por lo que vamos a necesitar de una alimentación propia del set de micrófono para poder hacerlas funcionar. De ahí que para este micrófono se vayan a necesitar dos cables como mínimo para hacerlo funcionar: uno que vaya de la fuente al micrófono (el de 7 puntas), el cual también lleva corriente, y otro que lleve la señal de micrófono desde la fuente a la mesa/conversor.
Importante: Ya nos lo dice el fabricante, pero siempre se debe encender la fuente de alimentación una vez esté conectado el micrófono, y desconectarlo después de que haya pasado un rato de haber apagado la fuente. Ésta también nos da la opción de poder cambiar el patrón polar de este micrófono. Podemos tener un micrófono omnidireccional, bidireccional o cardioide. Esto va a hacer que sea mucho más versátil a la hora de utilizarlo.
Una vez aclarados estos puntos de “principiante” (no por ello menos importantes), voy a hablar del sonido que sacamos con este micrófono. El resumen de mi percepción es que este es un micrófono que proporciona mucha “dulzura”. Es lo típico que se dice de cualquier aparato que funciona con el mecanismo de las válvulas: “la calidez de las válvulas…”. Yo nunca he sido especialmente fan ni puritano de estas. Deben usarse para lo que son. Poniendo un ejemplo concreto con respecto este micrófono: yo jamás lo utilizaría para grabar una caja de batería. No por ir con válvulas se debe emplear para todo.
En este caso, yo estoy utilizando este micrófono para grabar voces. A la hora de valorar las grabaciones, me he dado cuenta de que acabamos sacando un sonido tan dulce, que echo en falta cierta robustez, cierta rudeza que de presencia a la voz principal. Creo que para voces femeninas en un estilo de música muy ambiental, es el micrófono idóneo. Pero si no, creo que se le saca un sonido completo con el añadido de un micrófono muy duro, con cierto realce en medios-agudos. Yo es lo que estoy haciendo con las últimas grabaciones vocales, y la verdad es que el resultado es más que satisfactorio.
Esto se debe a muchos factores, desde el previo del micro hasta el tipo de voz con la que estamos trabajando. Pero quizás, uno de los factores objetivos en el cual nos podemos fijar es la respuesta en frecuencia del micrófono. Nada más escucharlo, noté unos agudos muy agradables, pero con un poco de falta de presencia (un poco la sensación de dulzura de la que hablo), y un grave que me aportaba mucho cuerpo a la voz. Vamos a ver el gráfico de la respuesta en frecuencia (en cardioide):
Y ahora, vamos a compararlo con dos gráficos más: uno del AKG C414, que es un estándar en los estudios (sin ser un micrófono de gama alta como el Neumann U87) y otra del clásico Shure SM58, que siendo que es un tipo de micrófono completamente distinto al K2, nos sirve como ejemplo claro de dinámico cardioide para voces que todo oído ha escuchado alguna vez:
AKG C414
Shure SM58
No vamos a comparar demasiado en los graves, puesto que el gráfico del C414 está pensado para que nos fijemos en las curvas de los diferentes filtros, y el 58 es muy diferente en este aspecto, es una tontería ponerse a compararlos. Sí que voy a decir que ese cuerpo de graves tiene relación con esa curva tan sutil que tiene de los 20 a los 40 Hz, que si bien con el oído apenas percibimos esas frecuencias, afecta a esa sensación de “grosor” que puede tener la voz.
Pasemos a ver las zonas de medios-agudos. Lo primero que vemos es la curva que hace el K2 desde los 2 a los 4 KHz, puesto que si los comparamos con los otros dos, vemos que ambos tienen ahí un pequeño realce ascendente, algo que el Rode trata de una manera más suave. Pero, más allá de eso, lo que hace que este micrófono tenga un sonido “característico” es la zona de los agudos. Observemos la zona de los 5 a los 8 KHz y comparémosla con la del AKG y la del Shure. ¿Veis lo que ocurre? Donde los otros tienen un realce, el K2 tiene un valle bastante importante. Es ese valle el que, en mi opinión, junto con la suavidad de la curva de los 2KHz, hace que el sonido del K2 tenga esa dulzura.
Voy a poner algún ejemplo que nos aleje del aspecto técnico y que pueda aclarar más, en medida de lo posible, lo que quiero decir. Si nos fijamos en voces femeninas como (ya que está de moda, aprovecho) la de Billie Eilish, este micro creo que se adaptaría a su voz de una manera brutal. Mientras que para voces no tan sutiles como la de Adele, podría dar buen resultado si se combina con otro que aporte la presencia y “agresividad” de la que puede carecer este Rode K2.
Yo recomiendo utilizar este micrófono, o al menos probarlo. Tanto para voces, como he dicho antes, como para instrumentos “dulces” en temas más bien de estilo ambiental (se me ocurren whistles, por ejemplo, aunque no lo he probado en ese caso, mi uso se ha limitado por el momento a voces). Si tienes un set de microfonía relativamente amplio, este micrófono podría ser uno de esos “imprescindibles”, si la popularidad estuviese a su favor. Ahora, si estás pensando en comprarte tu primer micrófono para voces, antes te recomendaría otro tipo de micrófonos que te den más versatilidad en estilos vocales que este.
Y hasta aquí mi valoración del Rode K2. Espero que os haya servido para haceros a la idea de cómo es este micro. Ahora, ningún post os dirá más que vuestro oído escuchándolo. ¡Nos vemos en el siguiente post!